Una investigación demuestra que los defectos en un complejo del cerebro que produce dopamina genera la progresión de la enfermedad.
Fuente: El País-Ciencia.
Un nuevo avance científico da nuevas posibilidades al tratamiento del párkinson. Esta enfermedad, la segunda más común de las patologías neurodegenerativas tras el alzhéimer, afecta a más de 160.000 españoles (10.000 nuevos casos cada año) y a siete millones en el mundo, según la Federación Española de Párkinson. Patricia González-Rodríguez, científica de Arcos de la Frontera (Cádiz) y formada en la Universidad de Sevilla, ha continuado en la Universidad Northwestern de Chicago la carrera que inició en el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS). Este miércoles encabeza en Nature una de esas investigaciones fundamentales. El trabajo demuestra cómo los defectos en el complejo mitocondrial 1 del cerebro, necesario para la supervivencia de las neuronas que producen dopamina y cuya ausencia o disfunción produce la destrucción de estas, generan una lenta pero continua progresión del párkinson. El hallazgo identifica además dianas terapéuticas para frenar e incluso revertir la enfermedad.
José López Barneo, catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de Sevilla y también investigador del IBiS, es coautor de la investigación y explica cómo el párkinson se genera por la “muerte de muchas neuronas, pero, en especial, las más importantes, las de la sustancia gris del cerebro que generan dopamina”, un neurotransmisor fundamental para la función motora del organismo. Las consecuencias de esta muerte neuronal se traducen en los temblores y la rigidez que evidencian los primeros síntomas del párkinson, “el síndrome motor característico de la enfermedad”.
El científico comenta que “hace tiempo que se habían asociado las mitocondrias [los orgánulos responsables de la respiración celular, las plantas energéticas del cuerpo] con el párkinson, pero la patogénesis, las causas de la enfermedad, cómo se produce y cómo mueren las neuronas, no se conoce bien”. “Descubrirlo”, añade López Barneo, “puede generar medicaciones que irían a la causa de la enfermedad, no solamente a los síntomas”.
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