Muchos estudios afirman la conexión entre la música y el baile con la mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedad de Parkinson. Con motivo del Día Mundial de la Musicoterapia hablamos con la Dra. Natalia García- Casares, neuróloga y música, quien ha invertido parte de su trabajo en el estudio de esta aplicación de la música.
¿Qué conexión existe entre la música y el párkinson?
Estudios recientes han demostrado que existen conexiones cerebrales innatas entre el sistema auditivo y el sistema motor, lo cual nos permite sincronizar involuntariamente con nuestro cuerpo al ritmo de la música. Por otro lado, se sabe que la dopamina cerebral además de participar en el movimiento, también aumenta cuando experimentamos placer.
Así, investigadores de la Universidad de McGill en Canadá, en un estudio con Resonancia Magnética funcional, pidieron a los participantes que eligieran música que les gustara y que presionaran un botón cuando sintieran el mayor placer al escucharla. En ese momento se observó un aumento de dopamina en el núcleo caudado derecho tras escuchar la música placentera. Este estudio demuestra, como ante la escucha pasiva de una música que nos emociona, justo en el momento álgido de la pieza, se produce una activación de la síntesis de dopamina natural y la activación de la corteza motora. Es por ello que, en la enfermedad de Parkinson, a través de un estímulo auditivo con una música emotiva para la persona, se puede aumentar la dopamina natural endógena y así de forma indirecta se mejora el movimiento.
¿Cómo puede la música beneficiar a las personas con enfermedad de Parkinson?
El beneficio de la música en la respuesta motora de personas con párkinson es muy rápida y agradecida. En los estudios se observa cómo las personas que marchan dificultosamente, cuando se les pone a caminar tan sólo al ritmo de un metrónomo (incluso sin melodía) pueden recuperan la marcha normal o sacarlos de inmediato de situaciones de bloqueo. En este sentido, terapias no solo de escucha pasiva, si no mediante el baile también son beneficiosas.
¿Tiene algún beneficio a nivel no motor?
La música no solo aporta un beneficio para los síntomas motores de la enfermedad. También ofrece beneficios en los síntomas no motores mejorando la calidad de vida y el estado de ánimo. La música induce una sensación euforizante como también lo hacen los tratamientos farmacológicos de derivados dopaminérgicos. Sin duda, según los estudios, las personas con párkinson sometidas a musicoterapia tienen una mejor calidad de vida a largo plazo que los que no la experimentan o practican y el beneficio de la música se ha demostrado en cualquier fase de la enfermedad. No hay que perder de vista que el efecto de la musicoterapia en la enfermedad de Parkinson es transitorio y probablemente pueda tener un efecto techo, es decir, por mas música que se escuche, no va a haber más mejoría clínica. Por ello la terapia musical siempre debe ser una terapia coadyuvante al tratamiento farmacológico y en ningún momento sustitutiva.
¿Qué problema existe en el estudio de la musicoterapia?
El problema de los estudios de musicoterapia en el párkinson, aparte de ser escasos, no tienen una metodología común y cada centro tiene un protocolo propio. Por ello se desconoce cuanta música hay que escuchar, cual es la modalidad con mejor respuesta según qué síntoma (el baile, el canto, la escucha pasiva, la interpretación activa con instrumentos) y cuales son los instrumentos o timbres que inducen una mejor respuesta. Según la evidencia científica, no existe una música concreta que ofrezca el máximo beneficio, siendo algo individualizado en cada persona. Es por ello que, para hacer una terapia con música, hay que hacer primero una historia musical y conocer las preferencias musicales de la persona, su sensibilidad a la música y si toca algún instrumento entre otros.
¿Cuál podría ser la mejor musicoterapia?
En general, los estudios demuestran que las características principales de una música terapéutica en la enfermedad de Parkinson deben ser: que cause emoción o le guste, que tenga un componente rítmico marcado, preferiblemente de frecuencias agudas, de intensidad media-alta de volumen y en tonalidades armónicas que expresen alegría (modos mayores mejor que modos menores).
En conclusión, los efectos beneficiosos de la musicoterapia en los síntomas motores y no motores de la Enfermedad de Parkinson, ha sido demostrado en la gran mayoría de los estudios realizados sin encontrar efectos perjudiciales o negativos derivados de esta. Además la música es una herramienta inocua, barata y en cualquier caso accesible a cualquier persona, por lo que sería fantástico escuchar un pasodoble al día, una sonata de Mozart cada ocho horas, o media hora diaria de Beyoncé.