El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un evento proclamado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres y niñas en la ciencia, promoviendo su empoderamiento e impulsando la igualdad de género.
Este año, en el marco de este día tan especial, hemos tenido la oportunidad de hablar con Ana Belén Navarro, Doctora en Psicología por la Universidad de Salamanca e investigadora de Psicogerontología, quien nos habla del papel de las mujeres en la ciencia.
¿Por qué decidiste dedicarte a la investigación?
La verdad no es una cosa que tuviera muy clara cuando entré a estudiar Psicología, lo que quería era dedicarme a la práctica clínica. Durante mi 2º año de carrera supe que el campo al que me quería especializar era la Psicología del Envejecimiento, pero todavía no era consciente de
la importancia de la investigación en esta área. Cuando acabé la carrera decidí matricularme en el doctorado aconsejada y animada por un profesor, el cual bajo mi punto de vista era un referente en esa época en el campo de las personas mayores, y logró que yo me apasionase también para seguir. Debido a que conseguí una beca de formación del profesorado universitario -FPU-, pude entrar en contacto tanto con la docencia como con la investigación a través de la realización de la tesis doctoral.
Ahora, que han pasado ya unos cuantos años, veo necesario compaginar ambas cosas, y estoy satisfecha de haberlo logrado. Creo que uno es mejor profesor si investiga y está en contacto directo con la realidad actual. La investigación es un elemento esencial que da mayor calidad a la docencia.
¿Cuál es tu campo de investigación?
La investigación en Psicogerontología, concretamente, las líneas principales de investigación en las que he centrado mi trabajo son la resiliencia psicológica y el bienestar emocional y social en las personas mayores, intervención psicosocial en personas mayores y sus cuidadores familiares, la vejez avanzada, la educación y aprendizaje en la vejez y los cuidadores formales de personas mayores dependientes.
¿Crees que es visible el papel de la mujer en la ciencia?
Desde mi punto de vista se ha evolucionado bastante, pero todavía es necesario cambiar determinadas actitudes y estereotipos desde edades muy tempranas. Los niños y las niñas deben comenzar a ver la ciencia como algo accesible y plural, independientemente del género.
Cuando decidiste dedicarte a la investigación ¿pensaste que el hecho de ser mujer supondría algún obstáculo en tu carrera?
En principio, no lo pensé, estaba haciendo lo que me gustaba.
¿Y ahora? ¿Ha cambiado tu forma de pensar?
Ahora, un poco sí, pero principalmente debido a las cargas familiares que me dificultan poder llegar a todo o llegar del modo en que me gustaría. El ámbito académico-científico en el que se desarrolla mi trabajo cada vez es más competitivo y exigente, tienes que ser buen docente, buen investigador, publicar en revistas científicas de alto nivel, etc. lo que hace que, a veces, me plantee si merece la pena seguir avanzando en la carrera académica.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta una mujer en tu campo?
Creo que, principalmente, a la posibilidad de conciliar la vida laboral con la vida familiar. En muchas ocasiones el trabajo no termina cuando se llega a casa. En mi caso, cada día te enfrentas a la presión por publicar que se complica cuando tienes compaginarlo con los cuidados familiares o simplemente con la vida personal y/o familiar.
¿Consideras que es importante promover el empoderamiento de las mujeres en la investigación? ¿Por qué?
Creo que no solo en la investigación, en cualquier ámbito de la vida. Desde mi punto de vista, creo que la mujer puede aportar una nueva perspectiva, talento y creatividad.
¿Qué le dirías a las jóvenes que se están planteando dedicarse a la investigación?
Que es un reto difícil, pero apasionante. Que sean perseverantes y honestas con lo que hacen, que no pierdan la ilusión a pesar de las barreras y dificultades que se vayan encontrando. Que sean humildes.
¿Qué cambios o medidas crees que deberían de producirse para avanzar hacia un modelo de igualdad de género en la ciencia?
Eliminar los estereotipos de género a través de la educación. Es fundamental que se eduque desde muy temprano en la idea de que el género no debe marcar la elección de la profesión, que hay mujeres científicas haciendo grandes cosas no exentas de dificultades. Además, habría que contar con el apoyo de políticas sociales. Por ejemplo, en el campo académico se están empezando a corregir ciertos desequilibrios en la evaluación de los sexenios, teniendo en cuenta la posible discontinuidad de la mujer.
Sobre la participación de las personas en la investigación, ¿crees que las mujeres cumplen el mismo papel que los hombres?
Creo que cada vez esta más equilibrado este papel. Es frecuente encontrar grupos heterogéneos compuestos por mujeres y por hombres y, muchos de ellos, liderados por mujeres.
¿Y en el tema de los cuidados?
En este caso, creo que es un tema mayoritariamente femenino y que ha formado parte del estereotipo de mujer. Considero que lo que tendríamos que hacer es poner en valor esta función en nuestra sociedad. El cuidado a los demás debería tener más reconocimiento. Aunque, hay que indicar que cada vez hay más cuidadores hombres y lo hacen estupendamente.