Estudio Farmacia en la Universidad de Sevilla, donde hizo su tesis doctoral. Después hizo dos proyectos post-doctorales, primero en UCLA (EEUU) y el segundo en la Universidad de Lund (Suecia). Finalmente estableció su laboratorio en Universidad de Aarhus, Dinamarca en el 2006, donde es Profesora Titular en La Facultad de Medicina.
¿Desde cuándo llevas investigando sobre el párkinson y por qué decidiste dedicar tu carrera a esta enfermedad?
Mi investigación se centró en párkinson desde el principio, en mi tesis doctoral estudié qué cambios se observan en el sistema dopaminérgico cuando hay alteraciones del estrés oxidativo. Siempre quise ser investigadora y cuando aprendí sobre el cerebro, me pareció fascinante. El trabajar con párkinson en cierto modo fue casualidad. Cuando busqué con quién hacer mi proyecto, los doctores Cano y Machado, mis supervisores de tesis, trabajaban en la enfermedad.
¿Cuál es tu relación con el Congreso Mundial de Párkinson (WPC por sus siglas en inglés) y desde cuando colaboras con su organización?
Mi primer WPC fue el del 2017, me invitaron a dar una charla en el Congreso que se celebró en Portland (Estados Unidos), y me enamoré de la idea y la estructura. Tras ese, tuve la oportunidad de ser parte del Comité Científico para el que se celebró en Kioto (Japón) en 2019. Después de ese, tenía claro que quería involucrarme más y así se lo hice saber a Eli Pollard, la Directora Ejecutiva de WPC. Finalmente tuve el honor de ser elegida Directora del programa para el último en Barcelona.
Es la primera vez que se celebrara el WPC en España, ¿cuál ha sido tu valoración general?
En mi opinión, el Congreso en su contenido y desarrollo fue un gran éxito. Aquellos/as que participaron pudieron disfrutar de un ambiente de interacción abierto en el que personas de diferente origen y tipo se encontraron con un objetivo común: curar el párkinson. No hay ningún otro Congreso donde los/as investigadores/as, los/as profesionales de la salud, personas cuidadoras y personas con párkinson se reúnan al mismo nivel. Sin embargo, vi poca participación española y eso me entristeció. Fue una oportunidad perdida para la comunidad de párkinson de España.
El WPC ha contado con numerosas ponencias sobre la investigación básica, clínica y sociosanitaria del párkinson. ¿Qué tres grandes avances destacarías?
Creo que a nivel básico y clínico se pudo ver que los estudios científicos y clínicos reflejan la variedad de la enfermedad y la existencia de varios subtipos de párkinson, y empezamos a entender por qué. También el entender que la enfermedad afecta no solo al cerebro, pero a otros sistemas que explican algunos de los síntomas de las personas afectadas. Como por ejemplo nuestro sistema inmunitario, el cual no solo cambia muy pronto, incluso muchos años antes de que la enfermedad sea diagnosticada, pero que influye en la progresión de la enfermedad.
¿Cuál crees que es el impacto o legado que tiene el WPC en la comunidad científica e investigadora española?
Estoy segura que los/as españoles/as que asistieron, volverán al siguiente WPC. Y después del Congreso en Barcelona conocen mejor las necesidades de los miembros de la comunidad de párkinson. Trabajaran con más ahínco y dedicación, pues ahora son conscientes de la urgencia y la necesidad de las personas afectadas. Además, han tenido la oportunidad de hablar e iniciar posibles colaboraciones para sus estudios y proyectos.
El WPC también cuenta con sesiones dirigidas a las personas que conviven con el párkinson, ¿qué crees que aportan dichos espacios de encuentro al colectivo párkinson?
Una cosa maravillosa es ver que no eres el/la único/a, no estás solo/a en tu lucha con la enfermedad. En el WPC, la persona con párkinson escucha, aprende ideas y estrategias que otros/as ya han probado de cómo vivir con la enfermedad. Además, el WPC es un lugar donde iniciativas nacen, iniciativas que tienen como objetivo mejorar la vida de las personas con párkinson. Sé que otros grupos creados en anteriores WPC ahora tienen sociedades y grupos de trabajo bien establecidos. En el WPC la persona con párkinson tiene una oportunidad excepcional de transmitir sus necesidades a los/as investigadores y clínicos/as. Y, por otra parte, aprende mejor cómo trabaja la comunidad científica con el objetivo de entender y curar la enfermedad. Conocimiento es poder.